Jesús: Permite que tu corazón se deleite con la misericordia de mi amor. Libré a la familia del tornado para revelarles no sólo a ellos sino también a ustedes que mi misericordia es más grande que cualquier tormenta que pueda ocurrir en sus vidas.

Debes confiar en el corazón de mi misericordia y aferrarte a mi Cruz que es la libertad misma. Deja que tu corazón se deleite con mi misericordia cada día. No niegues la capacidad de mi misericordia para llenar tu alma y darte paz. La tormenta que se desató era una tormenta del Espíritu que te revelaba la verdad.

Que la luz dorada de mi amor te llene cada día con el éxtasis de la paz. Que proclames a los demás la buena nueva del Señor. No temáis ni os preocupéis, porque yo estoy con vosotros.

Gregory: Jesús, ayúdame a ser más consciente de tu presencia en cada momento del día para que pueda ser obediente a tus llamadas de amor.

Jesús: Que el fuego de mi amor divino penetre cada día en las profundidades de tu alma para preparar los corazones de mi pueblo a mi venida. Yo soy la gran luz, que ha de venir de nuevo y reunir a mis hijos en la paz. Yo soy la vara y el cayado, el Príncipe de la Paz, que gobernará las naciones de Israel.

Hijos míos, os invito a vivir en la esperanza de la gran luz venidera. Os pido que proclaméis mi misericordia en vuestros corazones para que tengáis paz.

Sí, confiad en la luz de mi misericordia para liberar vuestros corazones de las tinieblas de esta generación.

El Cordero se levanta para derrotar al enemigo. La Cruz brillará eternamente como símbolo de amor para todo mi pueblo. Será el lugar de reunión del cielo ante el trono de mi Padre. Llevará a todas las almas a la victoria, como se prometió hace mucho tiempo.

(Por la noche)

Jesús: Ven a mí, déjame hablar a lo más profundo de tu alma. Permíteme ser tu novia amorosa. Déjame hablar a la dulzura de tu alma que yo he creado. Todas las cosas que son buenas, vienen de mi Padre.

Soy el Verbo de Vida que vive y respira. Reinaré eternamente para todos los hombres que deseen recibirme. Soy el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Todo hombre que venga a mí vivirá en la luz de mi presencia por toda la eternidad.

Deja que tu corazón hable de las glorias de mi amor, que tu corazón viva en la belleza de mi presencia.