Corazón de Jesús

Mensajes de amor

Gregory Kerr

Al hacerlo, su muerte se convertirá en una verdadera realidad para ti.

GREGORY: Madre...

MARÍA: Sí, hija mía, me alegro de que hayas acudido a mí.

Te amo a ti y a cada uno de mis hijos. El corazón de mi hijo sigue sangrando por la redención de la humanidad. El corazón de Jesús está por todas las almas necesitadas de su misericordia. Venid y tomad su mano para que os llene de la luz de su Espíritu. Venid ahora al pie de su Cruz, donde yo le sostengo. Yace dormido en mis brazos.

GREGORY: Madre, no puedo, soy indigno.

MARÍA: Ven y toma su mano. Por eso murió por ti y por tus hermanos y hermanas. Está tumbado en silencio. No tengas miedo. Él es mi único regalo, incluso en mi dolor. ¿Entiendes que me consuela ofrecerlo en este estado porque su muerte no fue en vano? Ven ahora. Ven ahora y toca la mano del Amor que el mundo rechazó.

GREGORY: Madre. Esto es doloroso.

Tengo una visión de la Virgen, una continuación de la misma visión de la noche anterior. Ella sostiene a Jesús. El cielo es oscuro, de un azul intenso. Hay rocas apiladas alrededor de la base de la Cruz. La Virgen está arrodillada delante, sosteniendo el cuerpo sin vida de Jesús.

A medida que me acerco, el viento parece moverse con más fuerza. Y ha empezado a llover. El cuerpo de nuestro Señor está siendo limpiado por suaves gotas de amor de nuestro Padre del cielo. Su sangre, parcialmente seca, se humedece y comienza a caer como pequeños riachuelos de su cuerpo. Su mano está magullada e hinchada y nuestra señora llora. Me pide que me acerque para cogerle la mano.

Sus ojos parecen oscuros y hundidos por su pena. Nunca la había visto tan apenada.

MARÍA: Quiero que tomes su mano. Al hacerlo, su muerte se convertirá en una verdadera realidad para ti. Te ayudará a mirar en lo profundo de tu corazón y de su corazón para reconocer las verdaderas profundidades del pecado en ti y en los demás. Al tomar su mano, serás redimido. La sangre que brota de su herida te limpiará.

GREGORY: Madre, madre me arrepiento de mis pecados y de los pecados del mundo entero y deseo tomar su mano para ayudarte a ti y a Jesús.

MARÍA: Entonces hazlo ahora porque es mi deseo. Tengo el derecho como su madre de ofrecerlo en amor. Sólo una madre podría ofrecer a su hijo muerto por otros necesitados.

GREGORY: Ahora tomo la mano de Jesús. Veo en su herida la imagen de la tierra. Él está sosteniendo el mundo entero en su mano herida, como si la transformación y la redención del mundo hubieran comenzado en la restauración de la gracia; porque también puedo ver un jardín sobre la tierra que es tan hermoso y pacífico. Un jardín del amor y la misericordia de Dios, el jardín de la gracia eterna que ha traído su muerte.

Cuando pongo la palma de mi mano sobre su herida, empiezo a sentir un calor ardiente, más bien caliente que tibio, y la turgencia de sus dedos hinchados. Esta visión del jardín me ha dado una mayor paz aunque mi estómago se siente vacío y revuelto con pensamientos de tristeza por nuestra Señora.

Lo siento querida madre.

MARÍA: No, hija mía, no te lamentes. Dale las gracias mientras duerme, toca sus manos, sus pies y su corazón. Siente lo que su vida te ha dado a ti y al mundo entero. Quiero abrazarle mientras lo haces. Quiero que veas lo unidos que estamos en el amor el uno al otro, mi hijo y yo. Nunca olvidaré este día.

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