Nuestro Padre dice, "Hijo mío, deja que las flores eternas de las gracias de mi amor llenen tu alma y te den la paz.

Ama, ama, hijo mío, y no te preocupes por el mañana. Para nosotros, los lirios del campo brotan con cada nuevo día y los pájaros del cielo vuelan desde dentro de mi corazón, te prometo solemnemente y de todo corazón que proveeré a todo lo que necesites. Continúa en la alegría de tu fe, continúa en la alegría de cumplir los dones y las bendiciones que te he dado en tu vida.

El enemigo no desea que te regocijes en mí, que vivas consumido por la gloria de mi amor. Sé libre, hija mía. Sé libre para elegir según mi voluntad. Sé libre para amar en todo lo que deseo darte. Sé libre para esperar y confiar sólo en mí.

Yo te he elegido y te he llamado. Y adonde te conduzco, nadie puede ir sino tú, hijo mío. Vuela, pues, con las alas de esta noche eterna de gracia. Vuela con el amor de las alas de los ángeles, en el misterio y en la esperanza de todo lo que es puro, bueno y verdadero.

No mires a tu vida pasada, al dejar atrás todo lo que amabas, sino mira ahora al momento presente y construyamos de nuevo un nuevo canto de amor, un nuevo camino en mi fuerza y misericordia.

El enemigo siempre desea que mis hijos miren hacia atrás, para que no experimenten la gratitud del momento presente. Te agradezco que hayas venido a mí".

Padre, te doy gracias por todo lo que me has dado. Tu amor no tiene límites. Eres bueno, misericordioso, bondadoso y fiel con tus hijos'.

Nuestro Padre continúa, "Sí, hijo mío. Te he bendecido con este don como ningún otro. El enemigo quiere cerrarte los ojos para que no puedas ver quién te he llamado a ser. Al continuar tu camino, quiere tentarte para que te centres en el mundo, y aunque vivas en el mundo, yo proveeré para ti a través de la bondad de tu trabajo. Quiere distraerte para que abandones tu misión.

Pero no se lo permitiré, porque no me dejaré vencer. Y tengo la victoria sobre todas las tinieblas gracias al sacrificio de bondad y de amor de mi hijo.

Hay corazones que lloran. Hay almas que sufren y te necesitan, y a través de mí, necesitan tu amor. Tu familia te necesita, aunque ahora sientas que dependes de ellos y que a veces eres una carga, no es así. Ellos desean que estés con ellos en la alegría que les traes.

Renuncia al enemigo, renuncia a sus tentaciones y mentiras".

'Renuncio a él ahora, Señor, y en el nombre de Jesús, vete, Satanás. No tienes lugar aquí'.

El Padre termina diciendo, "Hijo mío, ahora que llegas a casa, sé libre. Sé libre en espíritu recibiendo mi Espíritu y mi amor".

'Oh luz eterna y maravillosa, consúmeme ahora en tus estrellas de misericordia y en tu esperanza esta noche'.