dice ahora la Virgen, que sigue apareciendo sonriente, "Hijo mío, me presento ante ti para que recibas la vida de mi hijo Jesús dentro de tu corazón.

Y sí, como dijo Anita, invocar a tu amigo Carlo, que está unido a ti desde el cielo. Y él te asistirá.

Sí, él te dará una gran alegría. Porque cuando eras niño, te parecías mucho a él, aunque Dios te llamó por un camino diferente. Te enviamos a él y él a ti para que os unáis en vuestra misión de amor a los hijos de Dios.

Que sepas, hijo mío, que Carlo te quiere y está contigo cada día, como nosotros estamos contigo".

Madre, han pasado muchas cosas.

"Lo sé, hijo mío. Pero debes continuar con fuerza y esperanza a través del Espíritu Santo en el amor de Dios para guiarte. Continúa con alegría y deja que tu alegría sea una luz de la presencia de mi hijo dentro de ti. No escondas tu alegría de los demás y de lo que puedan pensar, ya sea falso o verdadero. Es verdadera en el corazón de mi hijo Jesús.

Te doy gracias por haberme abierto tu corazón en este día. Ruega por los corazones de mis hijos. Para que vuelvan su corazón a él con amor y con la esperanza de que su misericordia los perdone, para que se arrepientan y lo reciban en su conversión y en paz.

Sí, llamo a todas las almas al arrepentimiento y a la conversión en el santo nombre de Jesús, que es la vida, y en el poder de su resurrección, que es la esperanza en el don de la salvación para sus almas.

Te quiero, hijo mío".

Te quiero, madre.

"Permite que tu alegría se cumpla en este día. No retengas los dones y las gracias que mi Hijo te ha dado para los demás. Porque a medida que los des, aumentarán en ti".

Te quiero, madre. Te amo. Gracias por llamarme en el perfume de las rosas de tu amor, de tu pureza y en tu gracia asombrosa'.