María: Gracias por venir a mí. Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará y deseo que me ayudes en todo lo que puedas hacer para ayudar a propagar las semillas de la nueva vida en Cristo. Confía en la misericordia de mi palabra para tu pueblo.
Mis queridos hijos, no temáis, sino poned vuestra confianza en el Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús. No permitan que su corazón se desilusione enfocándose en sus propios problemas. Ofrezcan su corazón a mi hijo para que puedan ser libres de ofrecer su corazón en amor por los demás, como el Padre Ray ha orado.
Le agradezco que le haya enviado la estampa de consagración a mi Corazón Inmaculado y al Sagrado Corazón de mi hijo. Le ruego que la conserve a su lado como recordatorio para poner cada día su corazón dentro del nuestro.
Hay tanto que deseamos darles y a través de la oración, esto se puede lograr. Rezad por vuestros hermanos y hermanas que están perdidos en el valle de la desesperación lleno de oscuridad y del engaño de Satanás. Rezad para que no se pierdan para siempre por desobediencia a la oración del Señor.
Tu nación ha perdido de vista el corazón reinante de mi hijo. Tu pueblo ha proliferado las herramientas del maligno y hay un precio que pagar por tal desobediencia. Ruega por la misericordia de Dios para que no golpee a tu nación con su fuerte justicia. Ha soportado a tu pueblo durante demasiado tiempo. Se han condenado a sí mismos y sólo la oración puede cambiar el corazón de tu país.
Reza, hija mía. Reza por las almas perdidas de América. Reza por la conversión de tu pueblo.