María: Ven, hija mía, y deja que tu corazón reine en la luz de mi hijo, Jesús, que ha entregado su alma por el bien de todos los pecadores. Deja que él sea tu luz en las tinieblas de la desesperación y que te alcance en tu desesperanza cuando más te ataque. Deja que te proteja con la unción de su Espíritu y que su corazón celestial te ofrezca la paz que deseas.

Yo soy tu Madre de los Dolores y siento tu dolor y el dolor de todos mis hijos. No niego a un alma el ofrecimiento de mi hijo para ayudarles en todo lo necesario para cumplir su voluntad. Todo lo que debes hacer es pedir y confiar en que se te proveerá con abundancia de gracias para caminar por un sendero de gracia. Sabed que siempre estoy con vosotros para ayudaros en vuestro camino de paz.

Mi querido hijo, reza por la paz en este mundo. Muchos de mis hijos están pereciendo por la desobediencia del pecado. Yo, la Nueva Eva, estoy llamando a todas las almas a la luz de la redención a través de la oración y la lectura de la Escritura. Si mis hijos no leen la palabra de mi hijo, ¿cómo podrán hacerse uno con su carne? ¿Cómo pueden estar en comunión con el Todopoderoso si sus corazones están cerrados a buscar la redención cada día? Mi pobre corazón se aflige por la pérdida de los pecadores.

(A última hora de la mañana)

Jesús: Mi querido hijo, te amo y estoy siempre contigo. Ven a mí, tu Salvador celestial, y ofrece tu corazón como sacrificio vivo por todas las almas necesitadas de misericordia. Confía en la misericordia heroica de mi Cruz, que conduce cada día a mis corderitos a la paz.

María: Mi querida hija, lo siento por los pecados de la humanidad. Lo siento por todas las almas que niegan el amor de mi hijo Jesús. Alabado sea el nombre de Jesús, el Cordero de la Cruz, que quita los pecados del mundo. Que la humanidad honre y adore siempre el Sagrado Corazón de mi hijo.

Gregory: Madre, ¿qué puedo hacer para consolarte?

María: Deseo que abras tu corazón para recibir diariamente la comunión de la palabra de mi Hijo, siguiendo su guía de sabiduría y amor en beneficio de las almas. También deseo que recibas la Sagrada Comunión tan a menudo como te sea posible, para que te llenes de la fuerza de su Cuerpo Precioso para llevar a cabo tu misión. Rezad, rezad, rezad con el corazón abierto de amor para recibirlo.

Todavía hay mucho que enseñarte en la preparación de tu corazón para tu misión. Debes estar abierto a recibir nuestra guía de manera que tu corazón se abra a un medio más profundo de conversión.

Rezo por la tristeza de todos mis hijos. Pido por su conversión para que mi hijo les dé alegría. Por favor, venid diariamente al pie de su Cruz recibiendo su palabra para que podamos ayudarle a redimir las almas para gloria de nuestro Padre. Por favor, abre tu corazón a la oración.