Señor mío, como dice la Escritura, ¿de qué nos sirve ganarlo todo si te perdemos a ti? Tú eres mi mayor fuerza, tú eres mi luz'.

Mientras la paloma del Espíritu aparece ante mí con su divino corazón expuesto y una cruz de oro en su interior, 'Ayúdame cada día a recibir el don y la alegría de tu amor, la belleza de tu corazón porque mi alma clama por ti en el amor.

Señor mío, confío en ti, y que tu misericordia reine cada día en tu corazón por los demás, mis queridos hermanos y hermanas necesitados. Rezo para ser bondadoso y caritativo, amoroso con todos, y tu corazón para mi corazón y el mío para el tuyo, unidos como uno solo'.

Jesús dice ahora, "Conviértete en mi amor. Háblame de tu corazón como yo he venido a ti. Deseo que me hables de todo lo que hay dentro de tu alma y el amor que te tengo es ilimitado y eterno."

Señor mío, te ruego que no sólo oiga tus palabras, que las escuche, sino que también las contemple y las reciba en mi corazón. Tú haces nuevas todas las cosas. Tú haces que todas las cosas sean puras y buenas. Sí, todas las cosas son para ti'.

"Hijo mío, sé agradecido en gratitud y comienza a alegrarte durante todo el día de hoy por todo lo que mi Padre ha hecho por ti".

Señor mío, que tu amor consuma mi corazón, tómame como deseas. Que viva con la magnitud de tu gracia. Sí, sí'.

"Humíllate ante mí y ante los demás. Humíllate para servirles con amor. Tienes tanto que hacer al escribirme y recibirme por las almas que he puesto dentro de tu corazón."

'Sí, mi Señor, los escribiré y recibiré tu corazón por ellos con alegría'.

"Hijo mío, porque puedes aprender a través de mí por otros que están en necesidad y puedes aprender de otros a través de sus necesidades.

Sí, alégrate y recibe la alegría de entregar tu corazón a los demás en mi amor. Recibe la alegría de amarme. Hay tantas almas necesitadas y que esperan. Ve a ellas en mi amor, dales mi misericordia, dales mi corazón".

Sí, Señor, te pido tu fuerza y tu amor. Señor, necesito que me muestres lo que debo hacer. No puedo llevar tu Cruz solo, sin tu ayuda y la de los demás. El enemigo quiere que encuentre mi fuerza en mí mismo y no en ti. Mi única fuerza está en ti. Que mi amor sea verdadero para ti y para los demás. Te doy gracias por todo lo que has hecho por mí y por mis hermanos y hermanas".

"Hijo mío, sé que hay quienes, y muy pocos al amparo de mi amor por ti, te han hecho daño. ¿No me utilizaron otros, mientras estuve presente en este mundo, para su propio rey y no lo hacen todavía hoy, ya sea intencionadamente o a ciegas? El enemigo quiere que te concentres en tal que te protejas pero mi amor, hijo mío, por ti es para todos".

Sí, Señor mío, que hoy y cada día me levante en la gloria de tu amor para perseverar en el poder de la redención de tu Cruz.

"Sí, mi amor."

'Señor, ayuda a esta familia, prósperalos en tu amor'.

"Descansa ahora, hija mía. Descansa ahora mi amor, descansa en la gloria de mi Cruz y en la esperanza de mi resurrección".