Mi Señor, ahora voy a descansar y me regocijo sirviéndote.
Lo siento, perdóname, por hablar de aquellas almas a las que he servido a través de ti. Todas las cosas se cumplen por ti, mi Señor'.
"Hijo mío, permanece humilde y fiel, tanto con bondad como con amor a tu camino, a mi camino, en el servicio a los demás porque cada alma que te envío es un alma necesitada. Cree en todo lo que es bueno y confía en mi porque te estoy llevando a nuevas alturas en mi amor.
No des perlas a los cerdos. Da tu corazón a los que te buscan en mi nombre".
Ahora tengo una visión de Jesús en la Cruz. Su cuerpo está derramando sangre y ahora abro mi corazón para recibirla.
'Cúbreme con el poder de tu sangre y úneme a tu corazón para siempre'.