Nuestra Señora dice ahora, "Hijo mío, ya has regresado a México según la voluntad de Dios. Que de tu corazón broten las flores de mis gracias y las rosas de mi amor para las almas necesitadas de la misericordia de mi hijo.
Sí, llámalos para que entreguen su corazón a Jesús. Que tu vida sea por amor a Jesús, hijo mío. Recíbenos a lo largo de este día. Ve, ve enamorado de la Cruz que tienes ante ti. El corazón de mi hijo sigue sangrando por la misericordia de la redención de los pecadores al pedirles que se arrepientan.
Hijo mío, si no haces otra cosa durante el resto de tu vida, la vida que Dios, nuestro Padre, te ha dado, llama a las almas al arrepentimiento, al amor a Jesús.
Alégrate, hijo mío, alégrate de todo lo que Dios ha hecho por ti para que regales su amor a los demás".