Nuestra Señora dice, "Hijo mío, ven y toma mi mano."
Ahora tengo una visión de la Virgen. Ella está de pie al comienzo de un camino fértil. Es el camino de la fe en el camino de la salvación eterna.
Está sonriendo, esperándome, y dice, "Hijo mío, alégrate y que tus pensamientos sean puros en la esperanza misericordiosa de Dios.
Sí, alégrate en la esperanza de todo lo que Dios desea realizar a través de ti, porque su misericordia es grande y su amor siempre trae alegría al corazón. Ven y recorre este camino conmigo".
Ahora estoy teniendo una visión de una gran luz que parece ser como una estrella, pero no es una estrella. Es la luz de Dios nuestro Padre.
"Hijo mío, humíllate ante el Señor cada día para que su misericordia y su amor llenen tu corazón y te guíen. Por amor a tus hermanos y hermanas permite que tu vida sea un sacrificio por muchos necesitados. Y que mi Corazón Inmaculado sea glorificado amando a Jesús".