Ahora tengo una visión de la Virgen. Ella camina con los pies descalzos sobre tierra fértil, llevando una cesta tejida con caña natural que está llena de frutos. La Virgen camina suavemente, humildemente, hacia el pie de la Cruz. Sonríe mientras deposita los frutos ante la Cruz.

Y ahora dice, "Hijo mío, estos son los frutos de la redención del amor de mi hijo y la alegría que uno recibe cuando busca amar sólo a Jesús. Déjame llenar tu corazón de su amor para que camines humildemente cada día buscando cumplir su voluntad.

Sí, Satanás desea robarte a ti y a todos mis hijos tus gracias y bendiciones, por eso rezo cada día ante el pie de la Cruz por tu protección y la de tus hermanos y hermanas.

El mundo está necesitado de amor, hijo mío, y la misericordia del corazón de Jesús perdona. Como el hijo pródigo, cuando uno peca, debe volver para recibir el perdón misericordioso del corazón de nuestro Padre para que pueda seguir creciendo en su amor.

Estoy con vosotros y os doy las gracias por recibirme. La visión es verdadera.

Alégrate, hijo mío, alégrate de la misericordia de mi hijo".