Jesús dice, "Mi querida hija, yo estoy contigo. Estoy contigo en todo y nunca te abandonaré porque te amo, y soy tu Dios de misericordia y de esperanza.

Sí, hijo mío, confía en mí. Cree incluso en medio de las tormentas que has estado soportando. Confía cada día tu corazón a mi misericordia. Confía tu corazón a la esperanza de mi santo amor. Y yo te amaré y te redimiré a la luz cada día, porque yo soy la luz. Pon toda tu dependencia en mí para buscar mi paz y buscar mi fuerza para soportar".

Señor, ahora que voy a Nueva York, ¿por qué pienso que no debo ir? En este mundo de materialismo, de oscuridad...".

"Mi hijo..."

'. . de poder mi Señor, el poder que sólo tú puedes dar. ¿Por qué me tienes con estas almas moviéndome como una pluma desde dentro entre ellas? Estoy agradecido por todo lo que has hecho por mi. Quiero ser agradecido, quiero creer, caminar fuertemente con fe en ti. Quiero amar sólo, amar sólo a ellos. Es difícil dejar mi casa ahora con mi hermana, no se encuentra bien, y las circunstancias con mi sobrino'.

"Sí, hija mía, sigue hablando para mi gloria, pues al final revelaré la verdad".

Quiero hablar, mi Señor, porque no sé qué hacer, pero mis ojos están fijos en ti'.

Jesús responde, "Hijo mío, te envío entre los poderosos de este mundo, el poder que sólo mi Padre puede permitir. Para que sean testigos de mí, para que me vean en ti. Proporciónales el amor que necesitan, el amor de mi ejemplo, porque sus corazones se han secado y endurecido.

Ni siquiera se dan cuenta de que caminan entre los muertos, intentando dar luz, la luz que sólo yo puedo ser. ¿Lo entienden?"

'Sí, mi Señor, todavía es difícil ir, así que ayúdame'.

Nuestro Señor dice, "Hijo mío, cuando estés allí cumpliendo mi obra y mi voluntad, serás feliz, te alegrarás. Porque, aunque ahora sientas que no quieres ir, te enviaré de todos modos, pues sé que no es sólo por tu bien, sino también por el bien de mis hijos.

Porque también hay Satanás entre ellos que intenta engañarlos para confundir su camino. Por eso debes traerlos a mí en tu testimonio, en tu presencia y sobre todo en tu amor, el amor que yo te doy."

Sí, mi Señor, comprendo. Entonces, Señor mío, envíame como deseas y que yo me regocije en tu amor, y en dar tu amor. Soy indigno y pecador. Envíame como desees. Quiero llevar a tu pueblo en mi corazón.

Sí, te doy gracias por todo lo que has hecho por mí, porque has hecho grandes cosas y que yo sólo me centre en sus corazones. Que pueda ser, y cumplir, todo aquello para lo que me creaste, que pueda encender sus corazones, que pueda encender sus corazones y darles la alegría de tu amor.

No sé qué hacer, Señor, pero mis ojos están fijos en ti y sé que me revelaste en ese momento lo que debía cumplirse'.

"Hijo mío, el ángel Gabriel te dijo una vez que tu vida nunca sería normal. No trates de hacerla tal. Simplemente sé quien te he llamado y elegido a ser y por mi gracia, todo se cumplirá naturalmente como deseo."

'Te amo, mi Señor, te amo'.

Y Él dice, "E hijo mío cuando estés con ellos, no te centres en su poder mundano, céntrate en sus corazones. El poder que tienen es una ilusión de este mundo. Sus corazones y almas fueron creados por la mano de Dios nuestro Padre, que te ama y que te protegerá."

Sí, mi Señor, lo entiendo. Que yo te glorifique para que tú seas engrandecido. Que yo sea menos para que tú seas más. Que yo sepa menos en lo más que sé'.

"Sí, hijo mío, caminaremos juntos: caminaremos tranquilos, en paz, en la quietud de mi amor para ser un instrumento de paz para ellos".