'Padre, te doy gracias por esta madrugada y por todo lo que puedo realizar a través de ti y en ti por los corazones de tus hijos, para ofrecerles la alegría de tus misericordias sanadoras y ser testigo de su deseo de crecer en la fe en medio de sus penas, de todas sus necesidades y de su esperanza.
Te doy gracias por haberme conducido hasta ellas y por las almas a las que me unirás hoy a través de tu corazón. Porque tu corazón es amor y sólo amor. Lléname con tu corazón de amor para que pueda ofrecerles la esperanza de tu paz y los milagros de tu luz porque nada es imposible para ti. Creo, tengo esperanza y te amo".
"Ven a mí, hijo mío, y yo, tu Padre, te daré fuerza descansando en mi corazón cada día para que seas un hombre de buena voluntad para mis hijos. Y no te preocupes por el futuro porque yo cuidaré de ti y proveeré todo lo necesario en mi amor mientras me sirves en amor con un corazón puro como te he llamado a dar sólo a los corazones de mis hijos. Tú sabes dentro de tu corazón que no necesitas nada más que a mí".
'Sí, Padre, y no quiero nada para mí, excepto amarlos y hacerlo primero amándote a ti'.
"Me veréis en mi gloria y en la esperanza de la Segunda Venida de mi hijo de luz y de verdad para toda la humanidad".