"Mi querido hijo, en la forma en que vengas a mí, es la forma más grande, en que cumpliré mi palabra dentro de tu corazón. La gloria eterna de la luz, la gloria eterna de mi palabra, es para todas las almas.

Venid a mí, los que estáis preocupados y temerosos, y yo, vuestro Señor, os daré descanso. Porque siempre estoy esperando que mis hijos vuelvan a mi corazón para conducirlos en mi misericordia y decirles paz porque estáis perdonados y yo, vuestro Salvador, os amo."

Señor mío, te pido por todas las almas del mundo, por todos tus hijos creados por tu mano, incluso por los que no te conocen. Tú los amas y eres su Cristo y Rey resucitado.

Te doy gracias por haber ofrecido tu vida por mí y por todos mis hermanos y hermanas que te necesitan, que necesitan ser salvados, que necesitan tu amor y tu misericordia consoladora. Porque tú eres siempre bondadoso y generoso. Tú eres siempre esperanza".

"Amor mío, ven a mí y no tengas miedo. Déjame llevarte como deseo y no te preocupes por el mañana. Cumple todas las bendiciones que te he dado este día".

Te amo, Señor mío, y te doy gracias por la alegría de tu eterna misericordia.