"Mi querida niña, es bueno que hayas venido a mí."
Ahora tengo una visión de Jesús con los brazos abiertos y extendidos.
"Hijo mío, permíteme recibirte".
Señor mío, lléname hoy de la gloria y santidad, del triunfo de tu amor divino en mi corazón. Sáname: corazón, mente, cuerpo y alma de todo lo que necesita ser sanado en tu misericordia'.
"Hijo mío, confíame tu corazón y yo te guiaré en la alegría y en la esperanza de mi amor misericordioso, que es la verdad. No tengas miedo, sino ven a mí y en toda circunstancia, da y perdona. Deja que tu corazón se regocije en mí este día en todo lo que deseo cumplir dentro de tu corazón y te devolveré a casa esta noche en mi misericordia para que comiences a planear los gloriosos meses venideros."
'Señor mío, que tu corazón me llene de tu misericordia. Necesito tu fuerza. Necesito tu sabiduría y tu guía. Espíritu Santo, consúmeme en tu amor para tener mayor fortaleza y sabiduría.
Mi amor, mi Señor, tómame como desees'.
"Hijo mío, deseo llevarte a nuevas alturas en mi amor este día y todos los días. No dejes que tu corazón se desanime por las noticias que has recibido, sino regocíjate en lo que puedo realizar dentro del alma a través de la oración. Une tu corazón a mí y permíteme guiarte en mi santa luz".
Sí, mi Señor, sí. Te amo y te agradezco todas las bendiciones que he recibido al volver a casa. Y ahora, que me guíes como deseas'.