'Mi querido Señor, sostenme entre tus brazos de misericordia ya que sólo deseo estar contigo y necesito la sabiduría de tu entendimiento en este momento para guiarme, fortalecerme y concederme el coraje de la esperanza cada día para recorrer este camino.'
"Mi querida niña," Cuando Jesús empieza a hablar, aparece en el cielo una estrella de luz dorada. Es grande, como el sol, pero no es el sol. Es una estrella de gran esperanza para la humanidad.
'Oh, mi querido Señor, guíame en regocijarme en ti en todas las cosas. Lléname de tu Espíritu, de esta estrella de esperanza y de fe'.
Jesús dice, "Sí, mi querida hija, arde brillantemente para todas las almas que desean volver a mis brazos de amor cada día buscándome como su Señor y Salvador de la Santa Cruz. Es bueno que hayas venido a mí, para que yo te levante esta mañana y te dé la fuerza para confiar en mí en todas las cosas, entregándomelo todo a mi corazón y para que recorras tu camino con esperanza.
Mi querido hijo, haz todas las cosas en la belleza de mi amor. Haz todas las cosas con alegría y confianza en mí. Debes ser como María a mis pies para que yo pueda cumplir la obra por ti ofreciendo todas las cosas a mi corazón."
Sí, mi querido Señor, te ofrezco todo mi corazón, mis pensamientos, mis necesidades, las resoluciones de mi trabajo en este día, todo a la Santa Cruz de tu amor. Y ahora rezo por mi país ante las banderas que ondean ante mí a la orilla del mar, para que estemos unidos, para que permanezcamos en la fe, para que guíes a nuestros dirigentes y para que sepamos que Tú eres Dios sobre todas las cosas, y en Dios confiamos'.