Señor mío, en la noche en que vienes a mí, sólo hay amor, la belleza de tu amor que me consume como rosas de abundantes gracias del cielo, en las que me cautiva la belleza y la alegría de tu presencia'.

"Hijo mío, ven y búscame sólo a mí y regocíjate en las bendiciones que te doy y en todo lo que he hecho por ti para mi gloria y la gloria de mis hijos, para su redención y su paz.

Os amo y estoy siempre con vosotros. Mi corazón clama en misericordia para que mis hijos se arrepientan y sean redimidos, pero tan pocos responden.

Que tu alegría sea tu respuesta en este día: la alegría de amarme, la alegría de buscarme y la alegría de esperar en mí.

Estad quietos y sabed que yo soy vuestro Dios".