GREGORY: Ten piedad de mí, mi querido Señor, ten piedad de mí, pobre pecador. Ten piedad de mí, Señor, ten piedad de mí y revélame tu gracia.

Tengo necesidad de beber de tu Preciosa Sangre para que, al hacerlo, me consuma el fuego del amor eterno que nos ha concedido nuestro Padre. Muéstrame tu camino, Señor. Que tu corazón penetre en lo más profundo de mi ser. Que me llene del Espíritu de tu Santa Cruz, el Espíritu para levantarme victorioso cada día.

Haz de tu pobre siervo un hombre justo para que pueda ver con el don eterno de tus ojos, el amor que tanto tienes por tus hijos. Une mi corazón al tuyo para que pueda sentir y ser cáliz de misericordia de la fuente de toda vida.

JESÚS: Escucha y atiende a mi palabra. No abras tu corazón a ningún alma respecto a los asuntos de nuestro amor que son tan íntimos. Déjame guiarte a través de la oración y el poder del Espíritu Santo para que puedas elevarte en el gozo de mi amor diariamente. Déjame guiarte como yo deseo. Deja que tu corazón se rinda en paz a mi santa voluntad siendo obediente, escuchando para dar una cosecha como la del corazón de un niño pequeño que es tan inocente que los frutos sólo pueden saber maduros y dulces. Sí, te amo y sé que sufres. Perdono, doy vida porque soy vida para todas las almas necesitadas de la alegría de mi misericordia. Deja que tu corazón cante mi amor a los demás. Que se convierta en fuente de vida para todas las almas.

GREGORY: Mi Señor, soy tan débil, sólo tú puedes hacer esto.

JESÚS: Te llenaré de la esperanza de mi Espíritu y el amor que te tengo consumirá tu corazón. Sí, se hará según mi voluntad. No temas, permanece firme en mi amor.

GREGORY: H., si lees esto, estoy contigo en la oración, y con todas las almas necesitadas del amor de la misericordia de Dios para sostenernos.

JESÚS: Toma mi mano para que pueda guiarte.

GREGORY: Señor, ¿qué debo hacer?

JESÚS: Siéntate en la dulce voz quieta de mi amor para que tu corazón se consuma en el silencio. Déjame cantarte al amor. Yo estoy contigo. Yo soy la luz de tu corazón.

GREGORY: Señor, que el silencio del que hablas me consuma.

JESÚS: Gregorio, debo despertar tu corazón a las necesidades de mis hijos diariamente. Mis hijos en todo el mundo están necesitados y tú eres mi voz para ellos. Tú llevas el bastón de mi palabra. Escucha mi palabra cada día. Escucha la alegría de mi Espíritu para amarte a ti y a los demás.

Estoy clamando por los corazones de todas las almas, los corazones de todos mis hijos para que puedan vivir en paz. Pido a todos los líderes del mundo que se unan por la paz. Que cada hombre, mujer y niño se unan por la paz. La humanidad necesita la paz porque hay mucha inquietud en sus corazones.

Deseo que seas mi voz de amor, la voz del Espíritu Santo que habla a través de ti. No tengas miedo, sino defiende el amor, defiende la paz y deja que tu corazón sea consumido por mí en un matrimonio con la Santísima Trinidad. Deja que tu corazón cante de amor.

GREGORY: Jesús, me siento ...

JESÚS: Deja que te ayude. Quédate quieto en la alegría de la oración. Deja que tu corazón esté en paz en la alegría de mi amor y permanecerás en la alegría por los demás.

(Más tarde por la mañana)

JESÚS: Dame la alegría de tu amor. Permíteme consumirte en una unión, un matrimonio eterno, de amor cotidiano para que tu corazón se consagre a mi corazón y al Corazón Inmaculado de mi queridísima, la más querida de todas las madres,

Ven y toma mi mano. Escucha cada palabra de guía en este día. Velaré por tu familia y te protegeré con gran amor a través de mi ángel Gabriel. Él está presente para ayudarte.

Haz tu trabajo lenta y pacientemente. Une tu trabajo a mi corazón y verás la gloria del amor y el camino de la sabiduría que deseas. No temas, sino alégrate por todo lo que te he dado para anunciar el buen día de mi Segunda Venida.

Sí, consagra tu corazón y los corazones de tus hermanos y hermanas a mi corazón, especialmente aquellas almas necesitadas de la alegría de mi misericordia y mi amor. Deja que tu corazón cante de alegría por ellas. Permíteme concederte la paz y la fuerza de la fe que deseas diariamente.

Llamo a todas las almas a vivir en la alegría y la paz de una fe más profunda ofrecida por el corazón y la compasión de mi Padre amoroso. Este es el día que el Señor ha hecho, regocijaos y alegraos porque su misericordia perdura para siempre en los corazones de la humanidad. Cantad, cantad un nuevo día de amor. Cantad la alegría de mi misericordia. No os desaniméis ni os sintáis desesperanzados. Busca la alegría de la esperanza en esta prueba y alaba a la Santísima y buena Trinidad por todo lo que a ti y a tu familia se os ha dado.