Jesús: Gracias por venir a mí en esta hora santa de amor. Gracias por recibir mi llamada. Confía en la luz de mi santa presencia para que te guíe y llene tu alma de paz. Dame la oportunidad de convertirme en tu amigo confiado. Siempre estoy contigo, incluso en tus valles más oscuros de miedo y autoderrota. Entrega tu corazón a mi madre, y ella te enseñará el camino de la humildad, pues lo vivió a la perfección. Ella comprende la voluntad de nuestro Padre celestial, que ha ordenado a todos los hombres ser apóstoles de su amor. Tu camino es caminar por la senda de la fe.

María: Yo estoy contigo. Siempre estoy con vosotros. Sois vosotros los que negáis el amor de mi hijo cuando Satanás os tienta. Satanás desea que todos mis hijos nieguen el amor de mi hijo, Jesús. Satanás desea que todos los hombres caminen por la senda del rechazo en lugar de la fe.

El orgullo es la raíz de todo mal. Es a través de una pequeña semilla de orgullo que un gran árbol de oscuridad puede crecer, ensombreciendo la luz de la fe. La humildad se recibe a través de la fe y el amor crece dentro de un corazón humilde. Una semilla es amarga, la otra es dulce. Todo lo que uno debe hacer para recibir los dones del dulce fruto de la fe es creer, hacer la elección de servir a la voluntad de Cristo, nuestro Salvador, nuestro Redentor.

Cuando reces, ofrece primero tu corazón al corazón de mi Hijo Jesús, al pie de su Cruz. Al ofrecerle tus pecados para que los perdone, quedarás limpio de todo obstáculo, para que la fe y la paz broten dentro de tu alma. Entonces tu corazón se abrirá para recibirlo en la oración y tu alma podrá hablar con una voz de sinceridad y amor.

Pido a todos mis hijos que abran sus corazones a la luz de la Cruz de mi hijo antes de la oración, para que la victoria de expulsar a Satanás les lleve a una unión de fe más profunda con él.

Él es mi alegría. Mi Jesús es mi amor y deseo que todos mis hijos compartan su amor a través de la oración profunda y el arrepentimiento. El ayuno es necesario para conducir a todas las almas por este camino de amor apasionado donde su Preciosa Sangre es derramada sobre ellas para recoger una cosecha abundante.

La oración debe ser sencilla en las palabras y humilde en el corazón. Debe llamar al Señor con deseos sinceros de servirle. Él es nuestro Rey y nosotros sus siervos. Cuando ores, póstrate ante el trono de nuestro Padre celestial, para que tus palabras sean presentadas ante la corte del Todopoderoso, que tiene gran poder para interceder por todas las almas en la constante petición de oraciones a nuestro Padre. La oración unifica a todas las almas por el bien y las gracias. La oración eleva a todo el cuerpo de Cristo.

Mis hijos no comprenden el poder de la oración. Un hombre, una oración recibida por la voluntad de nuestro Señor puede cambiar el mundo y traer la paz a muchas almas. Nunca es demasiado tarde para rezar. Nunca es demasiado tarde para poner vuestro corazón ante la Cruz de mi hijo y postraros ante el trono del cielo para recibir la llamada de la misericordia de Dios nuestro Padre.

Nunca es demasiado tarde para cambiar las circunstancias más difíciles. No importa la circunstancia, no importa el pecado, Dios escucha nuestras oraciones. El orgullo es lo único que impide al hombre dirigirse a Dios en oración. Abolid el orgullo en vuestro corazón mediante la oración y recibiréis la mayor alegría y gloria del Reino venidero para siempre.