"Hijo mío, dame siempre tu corazón, y yo te tomaré de la mano y te guiaré por el camino de mi misericordia.

Sí, os conduciré según la esperanza y el camino de mi Santa Cruz. Es decir, Padre, no mi voluntad, sino tu voluntad, no para mi gloria, sino para la gloria de tus hijos.

Sí, hijo mío, el camino de la Cruz es el camino de la humildad para servir a la voluntad de mi Padre.

Os amo. Mi corazón clama misericordia y la alegría de mi amor por todas las almas".

'Señor, en Isaías 56 dices: "Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos" y en eso, invitas a todas las almas dentro de tu casa, dentro de tu corazón, a amarlas, para que podamos alabarte y glorificarte en todas las cosas'.