"Hijo mío, permite que mi amor viva dentro de ti".
Ahora tengo una visión del Cordero de Dios. Nuestro Señor aparece en la pureza de su sacrificio y puedo sentir su dulzura y amor.
Sí, Jesús aparece como el cordero eterno de la esperanza para dar esperanza a sus hijos.
Ahora dice, "Ven, hijo mío, y permíteme en mi misericordia renovarte de alegría, renovarte de fuerza, la fuerza que es mi amor al amarme y acercarte a mí.
Te he dado todas las señales para que sepas y creas que soy el Señor, tu Dios, que te habla desde el cielo a la tierra para acercarte cada día más a mi corazón. Hijo mío, entrégame tu corazón, a la plenitud de mi misericordia.
Llamo a todos mis hijos a vivir en la gloria de mi amor. Escuchad cómo mi corazón late como uno solo con vosotros. Escuchad la gloria de todo lo que es bueno en este mundo. Porque yo soy la bondad y soy la luz".