Señor mío, tú eres mi luz y mi vida".
"Ven a mí, hijo mío. El diablo desea molestarte, frustrarte, para que no veas mis bendiciones, las bendiciones de mi amor.
Sí, libérate".
Te echo fuera, Satanás. En el nombre de Jesús, vete. Y, Señor mío, que tu sangre misericordiosa me cubra mientras ato a todos los espíritus de las tinieblas. Cúbreme con tu Preciosa Sangre. Me regocijo en ti, mi Señor. Que me regocije en tu amor todos los días de mi vida.
Gracias, Señor mío, gracias por amarme y ayudarme en tu misericordia.
En el Salmo 16 dice: "Bendeciré al Señor que me ha dado consejo. Mi corazón también me instruye en las estaciones nocturnas". Sí, Señor mío, amo estas estaciones de la noche en las que me tomas y me estrechas entre tus brazos, y me concedes el amor de tu misericordia.
Te doy gracias porque has hecho grandes cosas por mí y sin ti no puedo hacer nada, para que pueda confiar en tu amor y en tu compasión para siempre'.