Jesús: Venid a mí. Deseo alimentarte. Deseo darte mi corazón resucitado como un regalo para los demás. Deja que tu corazón se llene del amor divino de mi alma y todo irá bien. Ya no tendrás sed. Deja que te consuma para recibir la pureza del amor de mi Padre.

No permitas que Satanás te distraiga. Échalo a un lado en mi nombre y para mi gloria. Deja que te llene de mi preciosa luz que es tan cálida y suave. No tengas miedo de abrir tu corazón. Deja que tu corazón cante para la gloria de los demás.

Gregory: Te amo, Jesús.

Jesús: No tengas miedo. Venid a mí.

Gregory: Sí, lléname de la belleza de tu alma. Lléname del calor de tu luz preciosa para recibir tu palabra. Te amo, Señor mío.

Jesús: Hija mía, toma mi mano y permíteme que te guíe en un viaje glorioso por los demás necesitados de mi misericordia. Profesa mi misericordia a todas las almas del mundo. Diles que estoy presente y vivo para darles amor. Mi amor consolará sus almas. Les permitirá purificarse a través de la humildad al recibirme.

Satanás intentará distraer a todas las almas de recibir el amor de su Salvador. Debes ayudarme a expulsarlo de las almas mediante la predicación del arrepentimiento. El arrepentimiento purificará cada corazón a través del amor y la misericordia de mi sacrificio.

Mi Cruz arde para que todas las almas se arrepientan. Arrepentíos porque la hora está cerca. La hora de la misericordia se está cumpliendo desde la belleza de mi Cruz. Esta irradiando en los corazones de todas las almas a través de la tierra que desean recibir mi misericordia. Proclama la belleza de mi misericordia a todas las almas. Permíteles verme y sentirme dentro de tu corazón. Únete a mí en todo momento. Yo estoy presente para darte siempre amor. El amor preparará tu corazón para recibir a los demás.

Gregory: Gracias y alabado seas, Jesús, por tu mensaje de misericordia.

Jesús: Mi misericordia encenderá los corazones de todos los creyentes del mundo para que unan sus corazones a mí. Y al hacerlo, se convertirán en un solo cuerpo en el Espíritu de mi amor.

Este es un mensaje precioso para todas las almas que están solas y desesperadas. Sus corazones no pasarán hambre. Serán alimentados con la belleza de mi misericordia. Mi misericordia vivirá en sus almas por toda la eternidad.

María: Escucha a mi hijo porque sus palabras son verdad. Son vida para los humildes y los oprimidos. Su misericordia reinará por toda la eternidad. Él está llamando a todas las almas a casa para experimentar la abundancia de su paz y misericordia. Él está llamando a todas las almas a la fuente del amor divino antes de que sea demasiado tarde.

Satanás está trabajando más duro que nunca para engañar los corazones de mis hijos. El hara todo lo que pueda para librar la guerra de la derrota dentro de un corazon quebrantado. Estoy llamando a todas las almas que están perdidas a arrepentirse en esta hora final de redención.

La raíz del león ha vencido y traerá la paz al solitario de corazón. Cantará las glorias de su Padre por toda la eternidad a su llegada. No engañará a nadie como Satanás. Satanás es la causa de todo dolor, la causa de toda aflicción.

Deja que tu corazón cante para que la pena de Satanás sea vencida con amor. Que cante para gloria de mis hijos que necesitan tanto amor. Debes ponerte cada día al pie de la Cruz de Jesús. Debes dejarte llenar de la sabiduría de su misericordia de oro.

La Cruz es donde puedes prepararte para la batalla con Satanás. Satanás no puede conquistar un alma que se pone a los pies de la Cruz de mi hijo porque él ya está derrotado por su humildad. El orgullo o la arrogancia no pueden romper un corazón humilde. Un corazón humilde sólo puede volverse más puro, para encender el incienso del cielo proclamando la gloria de nuestro Padre en el cielo.

Gregory: Madre, mientras las puertas de los brazos de tu hijo siguen abriéndose para que comparta estas palabras con tus hijos, ¿qué es lo que más te complacería que les ofreciera?

María: Ofrece a mis hijos el amor de mi hijo Que es vida para toda alma cansada. Ni un alma perecería si pusieran su confianza en mi hijo.

Mi hijo es la vida. La misericordia de su corazón fluye como un río de oro. Es un río de paz y redención para aquellos que tienen sed de sus aguas. Ruega por la redención de todas las almas para que reciban la luz de mi hijo en sus corazones.

Que tu corazón también beba de este río. Antes de hablar, pide a la gente que te unja con el poder del Espíritu Santo. Pídeles que llamen al Espíritu sobre tu corazón. Deja que el Espíritu llene tu alma y actúe como un manto dorado de protección sobre todos los presentes. De este modo, la gloria de Dios brillará sobre ti, pues su Espíritu está presente a través de los corazones abiertos.

Reza para que cada corazón esté abierto a recibir su palabra. Ruega por la redención y sanación de cada corazón presente.

Gregory: Madre, te pido también que me guíes en cada palabra que pronuncie para que sea lo más agradable al corazón de Jesús. Que cada palabra que diga glorifique a la Sagrada Familia.

María: Las profundidades de la misericordia de mi hijo son infinitas. Rosas de gracia siguen brotando de su corazón para todas las almas necesitadas de la dulce fragancia del amor.

Gregory: Oh Jesús, gracias por redimirme y darme la vida. Gracias por el don de tus palabras de misericordia que llenan mi alma, porque sin ti no soy nada. Que la paz de tu amor misericordioso llene el corazón de tus hijos para acercarlos a ti.

Te ruego que vivan para servir a tu infinita misericordia, que es tan rica y pura en amor y está llena de las gracias de nuestro Padre.