Señor mío, te amo. Concédeme hoy la misericordia de tu amor. Guíame en todo lo que sea bueno para el corazón de tus hijos, para que te conozcan y te amen, para que comparta con ellos la pureza de la bondad y la misericordia de tu corazón.
Sí, Señor mío, tómame como quieras y úsame como instrumento de tu voluntad. No soy nada sin ti, mi Señor, y eres tú quien realiza todas las cosas en tu misericordia'.
Padre nuestro dice, "Hijo mío, ven a mí, ven a mí ahora y permíteme abrazarte en el santo amor de mi Cruz que es la paz".
Ayúdame a disciplinarme en la pureza de la fe y de tu amor. Ayúdame a ser fuerte y fortifícame según tu camino. Revélame los deseos de tu corazón para que sea un hombre justo y viva en la esperanza de todo lo bueno.'
"Sí, te quiero, hijo mío".
Ahora tengo una visión del cielo nocturno con grupos de estrellas y rayas de pura luz azul. Es más hermoso que el sol.
'Oh santas estrellas de la noche, que brilláis ahora con la Cruz de oro que aparece en vosotras, iluminad mi corazón. Llévame a nuevas alturas en los cielos y elévame, Espíritu Santo, entre tus alas para emprender el vuelo en la gloria del amor eterno.
Te pido perdón por mis pecados y por los del mundo entero, porque el menor pecado te ofende, Señor mío. Y tú has dicho que pecado es todo lo que separa el corazón del amor de Dios.
Que tu eterna misericordia brille sobre tu pueblo y que el amor de las estrellas en la noche que ahora veo me permita ver dentro de tu corazón con más claridad. El verdadero amor es tu amor.
Sí, tómame como un deseo, amor mío, y libérame en el gozo de tu santa misericordia que es victoria y verdad. Te ruego por la conversión de la humanidad y de las almas para que vivan en paz'.