Nuestra Señora dice ahora, "Mi querido hijo, deseo que recibas hoy la misericordia de mi hijo y el don de su palabra. Deseo esto para todos mis hijos, para que vuelvan su corazón a él".

'Madre, ¿cómo deberían hacerlo?'

La madre responde, "En la unión de la oración y de la práctica de la fe. Y a los que no practican la fe, los llamo a la conversión, y a una conversión cada día más profunda en la misericordia amorosa del Sagrado Corazón de mi hijo Jesús y de mi Corazón Inmaculado que desea dar a todos mis hijos los dones de la fe, de la esperanza y del amor del corazón de Dios nuestro Padre, para que crezcan cada día en la fe, en la esperanza y en el amor.

Te amo, mi querido hijo, y a todos mis hijos. Y deseo tomar tus manos y conducirte dentro del corazón de Jesús, dentro del corazón de su amor y misericordia.

Sí, basta abrir el corazón a Jesús y ofrecerse como sacrificios vivos y verdaderos de la redención de la Cruz en su misericordia que perdona y renueva la vida".