Señor mío, en Deuteronomio 33 dice: "El Dios eterno es tu lugar de descanso y debajo están los brazos eternos". Estas palabras son una confirmación de tu último mensaje.
Gracias, mi Señor. Gracias por amarme. Te pido caminar sólo en la verdad y en el amor, desde dentro de tu corazón, desde dentro de tus brazos que son eternos y fuertes. Tú eres la fuerza de mi alma.
Ven, Señor mío, abrázame cada día. Abrázame en tu amor'.
"Sí, te amo, hija mía, y te ayudaré. Todo lo bueno viene de mí, y mi misericordia y mi luz durarán para siempre. Ven, quédate conmigo entre mis brazos para siempre, amor mío. Ven y toma mi mano y déjame guiarte en la alegría de este camino de luz, porque tu viaje de amor a través de estos mensajes apenas comienza.
Imagina, hija mía, contemplar mi amor, buscar vivir entre mis brazos por toda la eternidad".
Señor mío, tú eres mi verdad y mi luz, mi alegría, y te doy gracias y te alabo por haberme amado siempre'.