Jesús dice ahora, "Mi querido hijo, estoy contigo, hijo mío. Deja que la luz de mi amor consuma tu alma en este día, en este glorioso día de esperanza, en el que te llevaré de la mano ofreciéndome tu mano para llevarte al abismo de mi Sagrado Corazón, para llevarte al jardín de mi amor y recibir mis gracias.
Sí, mi querido hijo, abre tu corazón a la alegría eterna de todo lo que deseo darte y permíteme llenarte de vida y de vida en abundancia.
Sí, mi querido hijo, para llenarte de la alegría de mi Espíritu Santo, para renovar tu corazón en este día".
'Oh, Señor mío, tómame como tu deseo en esta luz de la mañana para recibirte en la preciosa alegría de la Sagrada Eucaristía, para recibirte en el amor y con amor a tu corazón.
Sí, consúmeme como deseas a través de tu Cuerpo y de tu Sangre, y cúrame de todo lo que necesita ser curado: corazón, mente, cuerpo y alma, para que puedas llevarme a nuevas alturas de amor a través del fuego de tu amor divino en la Eucaristía'.
Jesús continúa, "Sí, mi querido hijo, ve ahora y recíbeme. Te espero en el altar de mi Santa Cruz de redención para colmar tu corazón con los gozos y la paz de mi misericordia, y cuando me recibas, ofrece esas intenciones por aquellos a quienes amas, y por todas las almas necesitadas de la esperanza de mi misericordia. Os espero.
Ya es hora, debes irte. Te estaré esperando con amor.
Alegraos, regocijaos en todo lo que os he dado, y el poder de mi Cuerpo y de mi Sangre os fortalecerá a través de mi sacrificio de amor por mis hijos."