Nuestro Señor dice, "Mi querido hijo, estate quieto y sabe que soy Dios y que estoy contigo, dentro del abrazo eterno de mi misericordia.
Sí, deseo sostenerte cada día, tomar tu mano y conducirte dentro de mi corazón, para que veas como yo veo y oigas como yo oigo.
Hoy irás a Radio María que es según la voluntad de mi corazón. Habla del mensaje evangélico para los jóvenes y de la fuerza de mi amor en la Sagrada Eucaristía.
Sí, abre tu corazón a la gloria de mi Espíritu en este momento y déjame llevarte a nuevas alturas. Esto abrirá en tu corazón más profundamente a mí y tu mente para expresar no con tus palabras sino con mis palabras de amor para mis hijos.
Sí, mi querida hija, habla del amor que siento por mis hijos. Habla del amor de mi corazón por ellos y de la gloria de la luz. Tomaré tu mano y te llevaré allí, y serás feliz y te sentirás realizado.
Sí, déjame llevarte a nuevas alturas de amor este día".