Señor mío, mi alma proclama tu gloria. Y que tu vida, la vida de tu Espíritu Santo, entre ahora en mí.
Ven, Espíritu Santo, y consúmeme en tu amor. Consúmeme en el amor de Jesús.
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, Señor, y líbranos del mal.
Estas palabras, oh Espíritu, son tus palabras desde dentro de mi corazón, las palabras de la oración más grande de Jesús, que se nos dio en su amor para buscar el corazón de nuestro Padre y su misericordia eterna.
Ven y tómame como desees y que tu corazón me guíe para siempre'.