"Sí hijo mío, que la gloria de mi voluntad se cumpla dentro de tu corazón en este día para que pueda guiarte y amarte según mi misericordia".
Sí, Señor mío, me ofrezco a tu misericordia al pie de tu Cruz para que me consumas en tu amor y me conduzcas en la fuerza de la esperanza de tu pasión, muerte y resurrección. Que tu Cruz vaya delante de mí y el mundo detrás de mí con amor para seguirte, porque tu Cruz es amor y el amor se cumplió con tu sacrificio en la Cruz.
Que pueda vivir con una compasión más profunda, la apertura y la paz de tu esperanza y tu amor para guiarme'.
"Hijo mío, en estos días eternos de Cuaresma, ofrécete diariamente como sacrificio vivo de la misericordia de mi amor. Esto te purificará y santificará y preparará tu corazón para el cielo en mi tiempo. Eso no es ahora, pues tienes obras mayores que cumplir dentro de los corazones de los necesitados de mi misericordia, para servir a los demás.
Guíalos como yo te guío en mi amor".