"Hijo mío, has librado batallas de fe tan intensas que te han sostenido incluso cuando te sentías más débil, para que en este momento de tu vocación, puedas comenzar la plenitud de tu misión de anunciar la venida de nuestro Señor.
Descenderá del cielo y se alzará en el firmamento, y su luz, su amor eterno y santo, consumirá el mundo entero. Para aquellos que han elegido recibir a Jesús como su Salvador de amor en el don de la redención y la salvación a través de su pasión, muerte y resurrección.
Sí, que tu corazón cante ahora en todo el mundo. Que habléis siempre de su venida, porque os llevaremos en nuestros brazos de amor, unidos a mi Corazón Inmaculado y al Sagrado Corazón de mi hijo Jesús.
Y sí, cree; sigue creyendo. Nada es imposible para Dios y hablarás como él habla desde su corazón de amor y redención para sus hijos".