GREGORY: Toda mi vida te esperé, Dios mío, incluso cuando sentía tu presencia de día o de noche a la orilla del mar contemplando tu amor, sabía que vendrías a mí de una manera desconocida para cumplir el misterio de tu amor dentro de mi corazón como joyas de sol que brillan sobre el mar.

Oh Dios mío, siempre has sido un Padre fiel y te amo. Que tu sabiduría misericordiosa descanse en mi corazón por toda la eternidad. Ven y toma mi alma como deseas pues también es mi deseo ser tuyo eternamente. Ven y llévame al cielo entre tus brazos para que pueda ver salir la luz del sol del día y ponerme en noches angelicales. Déjame cantar eternamente tu gloria y guíame como tú quieras.

He agotado tus gracias y ya no soy digno de tu amor, sin embargo sigues derramando tu divino semblante sobre mí como ríos lechosos que fluyen con perlas de compasión y misericordia.

Déjame amarte para siempre y que cante con los ángeles y los santos en el cielo por tu gloria eterna y el perdón de mis pecados y los del mundo entero. Tu luz de gloria es eterna. Concédeme el valor de la paz y la esperanza. Que confíe en ti.

DIOS NUESTRO PADRE: Deja que tu corazón descanse en la gloria de mi corazón porque he escuchado tus lágrimas y tus gritos de arrepentimiento. Deseo que vivas en mi corazón por toda la eternidad y que la luz de mis santas gracias se derrame sobre ti llena de santas y doradas cruces de la victoria de mi hijo sobre Satanás, el ángel de las tinieblas.