Nuestro Señor dice, "Sí, hijo mío, deseo consumirte hoy en mi amor, un amor que no tendrá fin.
Permíteme acogerte en mi misericordia como deseo y dar paz a tu corazón. Confía en mí, no en el mundo, sino en todo lo que deseo darte y todo se cumplirá por la mano de mi misericordia que es amor y sólo amor para mis hijos. Llamo a cada uno de mis hijos a que vuelquen su corazón hacia un mayor amor por mí, para que sepan que yo soy su Dios y que los amo en todo.
Eres un niño, un educado hijo de la gracia. Vuelve cada día tu corazón a la alegría y la esperanza de mis gracias amorosas.
Sí, hijo mío, mi madre está presente".
Ahora aparece la virgen con un niño en brazos. Y ahora dice, "Mi querida niña, deseo proteger a todos los inocentes y no nacidos, proteger sus vidas para que puedan tener vida.
Sí, hijo mío, para que tengan vida en el amor y la esperanza de mi hijo Jesús. Busquen hoy su fuerza en él y reciban el poder de la Sagrada Eucaristía que los sostendrá. Mi corazón clama por la misericordia de mis hijos en el nombre de mi hijo Jesús, para protegerlos."