"Mi querido hijo, te llamo a mi corazón para que tomes mi mano y te guíe en esta misión de amor santo por mis hijos, esta misión de esperanza en la que deseo que estés dentro de mi corazón por los corazones de mis hijos.

El enemigo no desea que vuelvas a la República Dominicana, el primer hogar de tu misión fuera de tu país, hijo mío. Y donde se construyó la primera iglesia de las Américas.

Sí, mi querido hijo, recuerda que Monseñor Adonis te dijo una vez, antes de morir, que la luz de las palabras que se te están dando brillaría y se esparciría desde el Dominico porque es donde se sirvió la primera Santa Misa de mi Precioso Cuerpo y Sangre, la Sagrada Eucaristía.

No es un misterio, es la verdad. Y os he llamado a la humildad del servicio de mi amor en la Sagrada Eucaristía para difundir mis mensajes de amor al corazón de mis hijos.

Así que vuelve, hijo mío, con el honor que te han dado a través y sólo a través de mí. Y vete con alegría".

Sí, Señor mío, que brille en mi corazón la alegría eterna de la luz de tu misericordia para los que me buscan necesitados de esperanza y de aliento".

"Sí, hijo mío, es el camino y la senda del amor que deseo guiarte.

Sé que estás cansado, pero te llenaré de mi Espíritu para que corras la buena carrera con amor".