MARÍA: Mi querida hija, es en nombre del amor que llamo a todas las almas al Sagrado Corazón de mi hijo, Jesús, que se sacrificó en la perforación de su corazón en la Cruz para que todas las almas puedan recibir el don de la vida eterna.

Deja que tu corazón sea consolado diariamente por el amor de Jesús. Ofrece tu corazón como sacrificio vivo de amor por Él y por las almas necesitadas de la alegría de su misericordia. Deja que la luz eterna de su corazón llene tu alma de paz, de una paz grande y eterna, viviendo su voluntad.

Yo soy la madre de todas las almas necesitadas de la misericordia de Dios, porque he engendrado la misericordia misma en Jesucristo, mi único hijo, que me ha sido dado por nuestro Padre para que lo ofrezca cada día como don eterno para la redención de las almas.

El Sagrado Corazón de mi hijo espera siempre pacientemente y busca a las almas necesitadas de su misericordia para asistirlas de buena voluntad en la conversión de sus almas. Rezad diariamente por la conversión de todas las almas del mundo. Rezad por el fin de los abortos y por el precioso don de la vida, por la dignidad y la concepción de la vida. Reza por la paz, para que terminen las guerras que comienzan en el corazón de los hombres.

Pido a todas las almas del mundo que vivan en la paz y la armonía del amor de Dios, unidas como hermanos en el corazón de Cristo y redimidas por la Preciosa Sangre de su sacrificio en la Cruz.

Canta al amor, hijo mío, canta a la esperanza, canta a la alegría de tu corazón, hijo mío, Jesús, que te ha dado la vida para que otros reciban estas palabras de amor, de paz y de conversión.

Sí, canta una nueva canción de amor para la redención de las almas. Une diariamente tu corazón a Jesús por el poder del Espíritu Santo, porque cuando tienes el don del Espíritu Santo, lo tienes todo. Deja que tu corazón sea libre para cantar días nuevos, iluminado por el fuego de la alegría de la redención para superar todas las penas. Canta a la vida, canta a la paz, canta a la misericordia de Dios. Canta a la esperanza, canta a las penas que pueden transformarse en esperanza en el amor de Dios.

Sí, te amo a ti y a todas las almas. Ayúdame a ayudarlas. Te pido que hagas una consagración de amor más profunda al corazón de Jesús. Pide a Jesús que te ayude cada día. Él lo hará porque siempre es fiel a su palabra en las promesas que hizo para anunciar un nuevo día de amor. Sí, deja que tu corazón sea libre para amar en el éxtasis de estas noches de amor. Ten paz en todo lo que hagas para servirle y sé fiel a comprometerte con su palabra.

GREGORY: Madre, que cantemos juntos las alegrías del amor de Dios por el poder de la Sagrada Eucaristía. Que me conduzcas a él cada día para que pueda consumir y ser consumido por su Cuerpo y Sangre Preciosos. Que cantemos su eterna misericordia y que a mi corazón se le conceda la alegría de amar a Jesús cada día más, como una lámpara de oro que arde en el amor y está encerrada en un cristal que no puede ser penetrado ni empañado, permaneciendo como un cristal puro para brillar por la gloria del cielo.

Mi corazón proclama la gloria de Dios, mi Salvador, que me ha dado la vida.

JESÚS: Soy vida para todas las almas que buscan el gozo de mi misericordia para vivir en paz. Que la misericordia de mi corazón llene la tierra este día con gracias especiales por el amor que me habéis ofrecido a mí y a vuestros hermanos y hermanas. El poder de tus oraciones, cumplidas por la fe, será conocido y recibido por muchas almas. Tu corazón vivirá en un estado de éxtasis para encender un fuego de amor divino por tus hermanos y hermanas de todo el mundo.

Te llevaré en gracia al paraíso. Escucha y aprende, llora y arrepiéntete de tus pecados y de los pecados del mundo. Ofrécete a mí diariamente para que pueda llevarte entre mis brazos al cielo en la tierra. Que tu corazón cante por siempre jamás en el amor. Te amo, mi niña querida, te amo. Continúa en paz y haz diariamente los sacrificios necesarios para vivir en humildad, pobreza de corazón y mente sana según mi voluntad.

GREGORY: Señor mío, tú eres mi amor y todo lo que necesito. Llévame en tus brazos al paraíso cada día a través del poder y el fuego del amor divino.

El Salmo 34 habla de la gloria de tu bondad, liberándonos de nuestros temores y curándonos de nuestros sufrimientos. Para los que te temen, ten la promesa de vivir una vida larga y buena, ayudándonos a vivir en paz. Te alabamos, Señor mío, por el amor eterno de tu bondad, que perdurará para siempre en el corazón de los que te buscan.

Que el amor de tu corazón llene los corazones de los más necesitados de tu eterna misericordia.

JESÚS: Mi querida hija, es la bondad de mi amor la que libera a todas las almas, llenando sus corazones con la alegría del amor, la alegría de la paz y de mi compasiva misericordia. Clamo para redimir a las almas del corazón eterno de mi Cruz a través del perdón de los pecados y la humildad de un corazón arrepentido para convertirse. Ruega por conversiones en todo el mundo para que la humanidad pueda vivir en la paz de mi misericordia compasiva porque cuando uno vive en paz, vive en la alegría de mi misericordia que libera sus almas, limpiándolas de todo pecado.

En el santo nombre del amor, ofrezco amor a todas las almas que desean una mayor misericordia, que desean arrepentirse y convertir sus vidas para vivir diariamente una fe más profunda. Si un alma no está abierta a mi misericordia, soy incapaz de cumplir mis gracias dentro de ellas porque son incapaces de recibir la alegría de mis bendiciones.

Gregorio, ofréceme hoy tu corazón en amor como sacrificio vivo. Concédeme la alegría de vivir dentro de tu corazón para que tú puedas vivir dentro de mi corazón. El corazón de la Cruz es amor porque la Cruz es amor y el amor es la Cruz a través de mi sacrificio.

Ofrece diariamente tu corazón al pie de mi Cruz con humildad y amor, inclinándote ante la muchedumbre del cielo para hacer el bien cumpliendo mi santa voluntad de buscar ser santo. Que tu amor me cante con tu ejemplo. Vive hoy en la alegría y en la paz.