'Señor mío, Señor mío, te amo'.

"Hijo mío, yo también te quiero y gracias por venir a verme. Sé que estás cansado".

'Señor mío, recibir tu amor es renovar mis fuerzas y descansar'.

"Sí, hijo mío, mi amor da fuerza y paz a todas las almas que desean recibirme.

Descansa ahora, descansa en mi amor en el corazón de mi presencia para ti".

Sí, Señor mío, para vivir en el santuario de tu Sagrado Corazón, donde ahora me ofrezco a tu misericordia. Que ilumines con esperanza el camino de las almas a las que me conduzcas'.

"Hijo mío, me complace sobremanera que hayas ido a la cárcel para dar esperanza a mis hijos. Sí, incluso ellos son mis hijos e hijas, porque desde la pasión de mi Santa Cruz, dije: 'Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen', así como: 'Hoy estarás conmigo en el paraíso'."

'Que el paraíso de tu amor les consuele y les dé paz. Que me conduzcas a los más necesitados de tu misericordia'.

"Te amo, hijo mío, y seguiré conduciéndote a ellos de una manera más grande y mi corazón los sostendrá mientras eres testigo de su alegría".

Mi Señor.

"Hijo mío, la alegría de tu Señor es tu fuerza. Alégrate y descansa ahora en la gloria de mi amor. Porque te estoy llamando a mayores alturas de misericordia".

Llévame como quieras, mi Señor. Iré adonde tú me guíes, iré en tu amor'.