Nuestro Señor dice, "Mi querido hijo, el camino de la luz es el camino eterno del amor. Te consumirá en mi misericordia y te llevará a donde ningún hombre ha visto. Volarás en la gloria eterna de la luz; volarás en la gloria eterna de la esperanza que te llevará en la paz de mi misericordia y la santidad de mi fuerza. Cree, cree, en la santidad y en la verdad de mi amor porque en estos momentos de la noche te llevo, te embeleso, en mi gloria."
Sí, Señor mío, por la gloria de las almas, por la gloria de la luz eterna que vive en ti y que da nueva vida a mi alma cada día".
Jesús añade, "Mi espíritu está contigo".
Ahora tengo una visión de Jesús. Está caminando por el sendero de una playa a la orilla del mar, iluminado con conchas como si toda la creación cantara su gloria. La luna sobre las aguas, que son oscuras, ilumina la punta de las olas y la gloria de Dios nos rodea.
"Ven, hija mía, recorre este camino de la luz. Recorre este camino de amor dentro de tu corazón, por amor a los demás que necesitan mi misericordia. Yo te espero. Vayamos este día.
Ahora empieza a preparar tus últimos días aquí para tu misión a Ecuador".