La amo, la amo y la he visto con mis ojos. La Rosa Mística del Cielo, que ilumina la faz de la tierra con las gracias y bendiciones de Dios para redimir los corazones de los hombres con su celestial perfume de amor, en nombre de su hijo, que es amor.
Madre e hijo, unidos como un solo corazón para entonar una nueva canción de compasión y esperanza para nuestros corazones. Porque el amor es redención del corazón misericordioso de Dios, que sólo ama.
Nos llama a entonar con su corazón un nuevo canto de amor a través de la oración, para traspasar el corazón de los hombres y llamarlos al amor más grande de Dios. Ella es la nueva Eva, la madre eterna, la esposa del Espíritu Santo, que nos estrecha a su corazón para asistirnos, para guiarnos, en nuestras penas. Porque Dios no trae el dolor, el dolor que nació con la caída del hombre. Dios es vida y es esperanza que nos llama a vivir en la alegría y la paz redentoras.
Sí, viene a cantar una nueva canción de esperanza y sólo es amor.
La amo y que siempre me tenga dentro de la alegría de su corazón, cerca del corazón de Dios.