Nuestra Señora dice ahora, "Hijo mío, el mundo vive en lucha, porque se han entregado al pecado y a las tinieblas. Pero no todos mis hijos han olvidado el amor de Dios. Y deseamos que veas el mundo a través de nuestros ojos de amor y esperanza, en la redención de la misericordia de Dios para que sus hijos reciban la alegría de su amor y la misericordia que se recibe al arrepentirse.

Sí, hijo mío, ve este día con alegría. Reza para que cada día recibas en tu corazón la alegría y la paz, no como la conoce el mundo, sino la verdadera alegría del Espíritu en la humildad y en el sacrificio por amor a Dios. Deseamos elevar tu alma más allá del estado de pecado original y del materialismo que impide recibir el don de la verdadera santidad. Es verdadera porque es pura y del amor del Espíritu Santo".

'Madre, me regocijo y rezo ahora para que San José interceda por mí, me guíe en las necesidades de mi misión y cumpla las palabras de nuestro Padre para la restauración de mi casa'.

"Sí, hijo mío. Si rezas a José, él te ayudará".

'San José, ayúdame ahora a prepararme para dejar este país, pero también a ser el patrón de mi misión con el beato Carlo, que ha dicho que me ayudará. Creo, creo en la comunión de los santos y en la esperanza que traen del cielo para ayudarnos.

Ayúdame a ver cómo he de cumplir esta obra, pero, sobre todo, a amar a Dios sobre todas las cosas'.