Nuestra Señora dice, "Hijo mío, ¿lo entiendes?"
'Sí, madre, porque me había ido preguntándome si había cumplido y realizado lo que Dios deseaba...'
"Sí, hijo mío, lo hiciste al estar presente con él. Les entregaste tu corazón en la consideración de asistir a la boda y tu amor por ellos. No te dejes confundir por la extravagancia del banquete ni te intereses por ello. Lo más importante era tu interés, según la voluntad de Dios de estar presente para ellos, y se cumplieron los muchos frutos del Espíritu del amor de mi hijo."
Gracias, madre.
"Reza, hijo mío, reza por la paz y la alegría, y reza por la paz en todo el mundo. Tantas almas están sufriendo y necesitan la misericordia de mi hijo. Reza para que su misericordia y su amor se cumplan en sus corazones.
Es bueno que hayas venido. Ahora regocíjense, regocíjense en el amor de Dios en este día".