En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nuestra Señora dice ahora, "Sí, hijo mío, estaré presente en la consagración de mañana a la Santísima Trinidad, así como a mi Inmaculado Corazón, como tu señora de Guadalupe. Estaré presente en mi amor para ofrecer mi corazón a los corazones de mis hijos en todo el mundo y en todo México por la redención y la salvación de mi pueblo, por la salvación de mis hijos, especialmente de aquellos que vienen a darme testimonio como su Señora de Guadalupe.

Sí, estoy siempre con vosotros en mi amor. Y en la misa de mañana, estaré presente de manera especial a través del ofrecimiento de las manos del cardenal y de todos los que estarán presentes para recibir la gloria de las gracias de la luz del amor de mi hijo Jesús, que los consumirá en su misericordia.

Sí, pido a todos mis hijos que vuelvan a mi Hijo, que vuelvan a Él en la Sagrada Eucaristía y se dejen consumir cada día por su amorosa misericordia. A través de esta consagración, bendeciré a muchos. Y como se cumplirá cada año, mi Corazón Inmaculado, como tu Señora de Guadalupe, seguirá protegiendo en mi amor a mi queridísima patria de México.

Di al pueblo que no tema, que no tenga miedo. Sino que continúen unidos como un solo cuerpo en la fe y en el amor de mi hijo Jesús. Cuanto más fuertes sean las oraciones por este país, más fuerte será la fe y más fuerte se unirá el país en mi protección y en la protección del amor de Dios.

Yo estoy con ustedes y nunca los abandonaré. Y digo que México no caerá en manos de las tinieblas, sino que será siempre un país de la luz de la fe, contra toda oscuridad, opresión de las libertades y del mal.

Os quiero, hijos míos, y siempre estoy con vosotros".