Esta madrugada me ha despertado, creo, la mano de Nuestra Señora. Pues, mientras me ponía a contemplar y a rezar, Ella me ha llamado y se ha aparecido ante mí como una figura de luz iluminada desde dentro.
Y María, sonriendo, extendiendo su mano hacia mí ahora dice, "Hijo mío, gracias por responder a mi llamada de amor a tu corazón, en el que deseo ofrecerte la alegría y la paz eterna de la misericordia de mi hijo. Ven ahora entre mis brazos y te conduciré en paz en este día".
'Madre, protégeme al saber que tu hijo es mi Dios y lo proclamo Señor, nuestro Señor y Salvador, en todo y para todos, en su llamada de misericordia para el perdón de nuestros pecados y la esperanza de la resurrección a la vida eterna.
Que la alegría del amor de tu hijo consuma nuestras almas de paz. Rezo por la paz en este día".
"Sí, hijo mío, el mundo necesita paz y mi Corazón Inmaculado sangra de dolor por los pecados y la redención del mundo. He venido en paz para traer la paz y para decir a todos: arrepentíos, porque la hora de la venida de mi hijo está cerca."