"Mi querido hijo, ven a mí y deja que te abrace en mi misericordia".
Ahora tengo una visión de Jesús. Aparece ante mí con su Sagrado Corazón expuesto que arde como un fuego. Las llamas que salen de su corazón son magníficas en su apariencia y movimiento.
"Hijo mío, al presentarme ante ti como tu Dios de misericordia, en el fuego de mi amor divino, que estas llamas eternas de esperanza ardan dentro de tu alma para traerte la paz y el conocimiento de confiar en mí. Mi corazón arde en amor por tu corazón y por todos mis hijos del mundo que necesitan paz.
Sí, hijos míos, necesitados de la verdadera paz de mi amor. Que vuestro corazón cante mi misericordia por los demás, siendo ejemplo de mi gracia y compasión.
Sí, deja que tu corazón se aquiete y confía en mí. Confía en mi amor, hijo mío, que estoy contigo.
Sí, hijo mío, que vivas en el corazón de mi misericordia. Te quiero, te amo y todo se cumple por mí. Mi esperanza y mi fuerza te doy como un don vivo de las aguas de la vida.
Sí, hijo mío, que estas aguas eternas te limpien".
Señor mío, te pido perdón por mis pecados y por los del mundo entero. Tómame como quieras y guíame en tu esperanza misericordiosa'.
"Estad quietos y sabed que yo soy Dios, vuestro Dios de misericordia. Y mi corazón se levanta y va delante de ti para guiarte en mis pasos de amor por toda la humanidad.
Sí, paz, paz, mi paz esté con vosotros. Alégrate en este bautismo de mis aguas vivas de amor y deja que mi misericordia fluya a través de ti.
Te amo, te amo, canta ahora a mi amor que es esperanza".
Te amo. Mi amor, tómame como desees porque no puedo vivir sin ti'.