"Mi querido hijo, ven a mí. Permíteme cumplir mi misericordia y mi amor por ti. Permíteme guiarte en la luz eterna de mi Cruz que brillará eternamente entre la luna y las estrellas, el sol a través de todo el universo.
Sí, te llamo a la misericordia al pie de mi Cruz para entregarte cada día en mi amor y liberarte en la santidad de la mancha del pecado original del que deseo liberar tu corazón, para redimir cada día tu corazón en la gloria de mi amor.
Sí, hijo mío, regocíjate en todas las cosas buenas, puras y verdaderas. Alégrate en la gloria que es mi amor para siempre. Y te llevaré a nuevas alturas de mi amorosa misericordia cada día. Y te guiaré como tú desees.
Sí, alégrate de estar ahora en Italia. Y después te llevaré a casa para que estés con tu familia donde podrás celebrar la acción de gracias de mi amor, una verdadera acción de gracias de amor que tengo por ti y por la unidad de tu familia y de todas las familias del mundo.
Deseo ofrecer mi misericordia a todos mis hijos, pero tan pocos responden. Es bueno que hayas venido a mí. Me da una gran alegría y te amo".