'Mi Señor, te amo. Te amo y te necesito tanto'.

"Hijo mío, ahora has vuelto a casa. Y has cruzado ese puente, ese camino de amor, hacia tu pasado. Y ahora, en este momento presente, conmigo".

"Milord, no era lo que esperaba".

"Hijo mío, mi amor está contigo. ¿No te dije que recibirías la alegría y el amor de volver a tu lugar de nacimiento para aprender que allí siempre te estará esperando el amor? Pero ahora te he llamado a salir. Y nunca estarás lejos de donde tu madre yace para descansar. Y el alma de tu padre está conmigo.

Sí, tu madre también está presente conmigo, como sabes, y la he recibido en mi nombre. Ahora puedes estar en paz al saber que el lugar que dejaste y que tanto amas sigue contigo.

Hay muchos puentes en tu vida, hijo mío, en mi camino que tendrás que cruzar. Pero no esperes ni vaciles. Sobre todo porque te he llamado en mi nombre por tu nombre, para mi gloria".

'Señor mío y amor mío, tú me traes la paz. Y ahora puedo volver a casa con alegría, a mi nuevo hogar, para empezar de nuevo. Porque he recibido las bendiciones de tu amor y una unción fresca para decir, tómame como deseas para tu gloria. Muéstrame lo que debo hacer.

Llena mi espíritu de fuerza y valor con el poder de tu Espíritu y la fuerza del don de tu fe para seguir adelante. En muchos sentidos, estos últimos días han sido abrumadores, mezclados con alegría y paz y belleza. También me he sentido vulnerable y con miedo. Pero ahora está claro que puedo soñar un nuevo sueño de esperanza en tu amor y en tu misericordia para continuar'.

"Deseo que veáis como yo veo. Sé presente y prudente y sabio en mi Espíritu. Porque aquí eras niño y ahora eres hombre. Y mis caminos no son caminos de hombres; son del Espíritu, de la vida y de la verdad.

Id ahora; estoy preparando el camino. Ve ahora en mi amor y no permitas que el enemigo te desilusione. No camines con miedo, sino con la fuerza del Señor, tu Dios, que está contigo.

Reza por la paz. Reza por la paz. Reza por la paz en todo el mundo, hijo mío. El mundo necesita paz".