Gregory: Tengo una visión del ángel Gabriel que desciende del cielo con una espada en la mano derecha y los Diez Mandamientos en la otra. Su descenso es glorioso. Las palabras y los misterios que contiene son para la redención de su pueblo. Sé que debo tomarlos en mis manos y entregárselos a su pueblo.

Satanás está haciendo todo lo posible para tentarme a que no reciba esta visión, pero su poder no puede vencer los deseos del Altísimo.

Gabriel, confío en mi Dios, y confío en ti. Te ruego que me ayudes en esta prueba.

Ángel Gabriel: Venid a mí cuando estéis cansados y necesitados. Tú solo no puedes vencer a los demonios del maligno. He sido enviado para fortalecerte para tu misión, que aún no ha comenzado. Debes ponerte en el corazón de nuestro Señor, donde su misericordia puede perdurar para ti. Él te ha dado todo lo que necesitas para ayudarle. No hagas otra cosa que rezar. Reza para que la misericordia de Dios caiga sobre su pueblo. Hay tantas almas que están luchando con los demonios que no pueden ver. Sus corazones claman por redención, pero están cegados por la oscuridad. Oh, cómo llora mi pueblo. Si conocieran a su Salvador, se arrepentirían de sus pecados y santificarían su camino. Sí, nuestro Señor les ha dado todo lo que necesitan. Debéis despertar de vuestra ceguera.

Gregory: ¿Cómo lo hago?

Ángel Gabriel: Entregándote a Dios.

Ofrécete cada día como sacrificio en el altar santo de la Cruz. Deja que el Espíritu del Señor trabaje en ti para producir los frutos de su trabajo. Debo decirte que en el tiempo venidero conocerás más profundamente a nuestro Señor. Pero debéis esperar su momento. No puedes ver con claridad porque estás cegado por tu propio orgullo y lástima. Tuve que levantar a Daniel. También puedo levantarte a ti mediante la obediencia a la Palabra, la Palabra hecha carne, por todos los pecadores.

Levanta tu corazón en alabanza porque has sido elegido para dirigir la redención de su pueblo. Su palabra marcará claramente el lugar dentro de tu corazón en el que puedes estar. Abre tu corazón a nuestro Señor cada día y permite que la magnificencia de su gracia llene tu alma. Confía en lo que te digo porque las setenta semanas serán reveladas.

Se acerca el tiempo de la Venida de nuestro Señor. Abre tu corazón, póstrate en oración y conocerás el significado de su sacrificio.

Gregory: Levántame de mi triste orgullo y autocompasión, ángel mío. Enséñame a vivir el sentido de su sacrificio. Me arrepiento de mis pecados y de los pecados de mis hermanos y hermanas.

Ángel Gabriel: Que tus palabras sean escuchadas. Que resuenen desde la misericordia del cielo. Que iluminen el camino de la redención en tu corazón.