Ahora estoy teniendo la visión de Nuestra Señora mientras asciende al cielo una vez más con sus manos en alto en oración al trono de Dios, sus ojos cerrados y su cuerpo transformado como diamantes en el cielo. Su figura está hecha de diamantes del brillo del amor de Dios y de la verdad de la fe.

Abre los ojos en un estado de gloria, sus ojos tan azules y penetrantes.

Y ahora dice, "Hijo mío, me aparezco como tu Madre de Gracia, como la Inmaculada Concepción en la verdad de mi pureza de lo que soy y de lo que fui creada para ser, en el nombre de Dios nuestro Padre.

Mi corazón canta por la misericordia del Señor. Mi corazón canta por Dios, mi Salvador y mi hijo. Alégrate, regocíjate en su misericordia y en todo lo que es bueno según su corazón.

Deja que te lleve como deseo. Como las palmas que se elevan ante ti en paz sobre las montañas del amor de Dios, prometo a quienes depositen su confianza en mí como su buena madre, que les conduciré cada día al corazón de Jesús por toda la eternidad."