"Hijo mío, regocíjate en mí. Regocíjate en todo el amor que te he dado, en todas las misericordias que he derramado sobre ti y en cada palabra que he hablado a tu corazón por los corazones de mis hijos, por cada bendición y milagro.
Escucha mi corazón y alégrate y descansa ahora. Descansa en mi amor. Luego despiértate para recibirme en la Santa Comunión en la misa de este día.
Sí, hijo mío, escucha la gloria de mi corazón y confía en mí. Alégrate, alégrate en todo lo que es bueno. Alégrate en el corazón de tu Salvador para que pueda unir tu corazón cada vez más estrechamente a mí. Descansa ahora y no permitas que el enemigo te desilusione. El esta tratando de confundir tus pensamientos como lo hace con todos mis hijos. El es el último engañador y ángel de mentiras y oscuridad.
Sí, alégrate, hijo mío, porque yo soy tu luz y he venido a traerte la verdad de mi corazón y a darte hoy mi corazón. Únete a mi presencia en la Sagrada Eucaristía. Permíteme consumirte con mi amor y vivir en la gloria de la luz.
Sí, ve como se te ha confirmado".
Mi Señor, yo también deseo regresar a Suiza. Ahora es primavera.
"Sí, hijo mío, yo también te llevaré allí, si lo deseas, cuando vayas a la canonización.
El enemigo está tratando de bloquear mi camino de luz dentro de ti. Descansa ahora y no tengas miedo. Quédate quieto en paz y permíteme que te lleve adelante. No tienes que hacer nada excepto ofrecerte como un sacrificio vivo a mi amor.
Te llevaré en vuelo a nuevas alturas para mi gloria. Te elevaré y verás el trono del cielo dentro de tu corazón para los corazones de mis hijos. Verás, como yo veo, para llamarlos en mi amor y decirles que estoy presente".
Sí, mi Señor.