Señor mío, te doy gracias por tener tu amor en mi corazón. Doy gracias por recibir cada día la alegría de tu misericordia, para poder compartirla con los demás.
En la Escritura, Lucas 6:38 dice: Porque si dais, se os devolverá vuestro don en medida llena y rebosante, apretada, remecida para que sobre y sobre. Cualquier medida que des, grande o pequeña, se utilizará para medir lo que se te devuelve.
Deseo, Señor, entregar todo lo que me das al corazón de tus hijos. Deseo dar cada palabra, sin guardar una para mí, salvo lo que es privado para tu corazón y de tu corazón. Esas cosas permanecerán siempre verdaderas sólo para ti'.
"Sí, hijo mío, lo has entendido bien. No quieres convertirte en una curiosidad para las almas. Mi palabra tiene mayor poder y mi presencia dentro de ti puede hacer todas las cosas según mi voluntad."
'Mi Señor, no se trata del mensajero sino del mensaje'.
"Sí, hijo mío, hay aquellas cosas que puedes revelar a las almas para su fortificación de fe y bondad. Pero lo más importante es que hay cosas que sólo deben reservarse, que son como tesoros de mi corazón para tu corazón y de tu corazón sólo para mi corazón.
Te quiero".
Yo también te amo, mi Señor.
"Ahora hablemos de mis hijos".