Señor mío, mi corazón desea llenarse, como una copa rebosante, de la gloria que es tu amor. Porque a medida que mi copa se llene, daré más a los que tú has mostrado, a los que necesitan beber de las aguas de tu misericordia.
En el Salmo 27, David dice: "Busca mi rostro. Mi corazón te ha dicho: 'Tu rostro, Señor, buscaré'".
Sí, busco tu rostro en las aguas de amor que brotan de ti para infundir en mí las glorias eternas de la luz de esperanza y alegría para los demás'.
"Sí, hijo mío."
Señor mío, el mundo que has creado no tiene belleza. Y si tu corazón puede crear cosas tan maravillosas, nosotros también podemos crear para tu gloria y amor por tu corazón y por nuestros hermanos y hermanas. Que resplandezca en mí la gloria eterna de tu amor, para que procure servirte en todo.
Oh amor mío, tómame como desees, pues me da gran alegría recibirte ahora'.
"Sí, amor mío, no temas ser tú mismo en quien te he creado, para proclamar mi gloria y mi esperanza. Déjame tomarte como deseo. Déjame tomarte en el amor, porque mi corazón te llama a la alegría de mi paz".
'Sí, dad gracias al Señor, nuestro Dios, porque tu bien, Señor mío, y tu amor perduran para siempre'.